Hola ¿cómo están? hoy desperté plácidamente acariciado por la luz de la mañana que se escabullía entre las cortinas, pero con el bullicio de los animales de mis vecinos que usualmente suelo ignorar a excepción del presente día -que por así decirlo- los odié un poco. Deseo hablar de un tema en particular que se encuentra fresco en mi cabeza y como podrán intuir por el título de la nota, lo abordaré de manera “relajada” y divertida; a pesar de que en realidad posee un trasfondo un tanto peligroso.
Me causa gracia el poder que tiene una fotografía cuando con un simple elemento no propio de la persona o del género, puede despertar la curiosidad e intriga, lo cual es perfectamente natural, pero en otros genera una respuesta contradictoria y negativa. A la fecha, se han dado avances extraordinarios en lo que refiere a lo que pueden o no usar los chicos y las chicas; sobretodo en países culturalmente de mayor aceptación, respeto e indiferencia a lo que sea que haga el vecino. Lamentablemente en nuestra sociedad, aún tercermundista, retrograda y estereotipada [para ser buena gente y no catapultarla], despiertan sentimientos negativos, de rechazo que francamente son penosos y absurdos.

En la actualidad, me maravillo con el hecho de que los chicos innoven en su vestir, y me refiero estrictamente de personas heterosexuales. Ahora vemos cómo los hombres usan aretes largos, se pintan uñas, de diversos colores, diseños, estilos, compran ropa en la sección de mujer, sobretodo los pantalones que penosamente en el sector masculino carecen de novedad. También en lo que refiere al maquillaje, el uso de una base, corrector, máscara de pestañas, polvo, etc. que realzan su piel y facciones con una barba muy bien cuidada que no tiene nada que envidiar al cuidado que tiene una mujer con su cabello.
Lo mismo sucede con las mujeres, la diferencia radica en que en la mujer se han tolerado varias cosas, por ejemplo es “normal” que amigas caminen de la mano por la calle, no se juzga su orientación. O en el tema de la vestimenta, que poseen una variedad de estilos a diferencia de los varones; no todo es falda y zapato de taco. Lógicamente hay casos en los que predomina el querer vestir 100% masculina, pero en este momento nos centramos solamente en el uso de ciertos elementos característicos del otro género, que en la mujer suelen ser más aceptados.
Ahora, creo que la situación cambia cuando el elemento – accesorio en particular es vinculado al tema netamente sexual o íntimo. En lo personal deja mucho que desear, porque en realidad trasluce una concepción de las cosas pobre, poco moderna. También, cuando el accesorio es relacionado a algún rol [con esto me refiero a un rol en una pareja homosexual], la respuesta es a veces negativa, pero en la mayoría ausente. Esto es simpático, porque los espectadores se dan contra la pared ya que el individuo de su interés comparte gustos en materia sexual; no lo opuesto ni lo esperado.
Entonces, considero que en el tiempo en el cual vivimos debemos dejar de lado los estereotipos o desarrollar prejuicios a cosas que no son características de uno. Cada quien es libre de usar lo que quiera y lo que plazca. Dejemos vivir para que nos dejen vivir a nosotros también. Hagan el amor y no la guerra por favor… pero ¡háganlo! Un fuerte abrazo y un cariñoso beso para ustedes. Luiri se despide con un poco de veneno a su propio estilo.