Hace unos días vi una caricatura [abajo] de un conocido caricaturista publicada en el diario El Comercio, y no pude evitar sentirme identificado.

En la imagen podemos apreciar la realidad que se vive en estas últimas semanas en mi país [Perú]. Las personas que cuentan con los recursos de sobra para sobrellevar esta crisis, así como también aquellas personas de clase media que siguen laborando desde casa, criticamos a todas aquellas personas (ignorantes e irresponsables) que salen a diario. Peruanos que se aglutinan en los mercados y generan desorden, pero que son personas que no tienen la misma suerte de nosotros; seres humanos que por condiciones de la vida, no cuentan ni siquiera con una refrigeradora u otros que simplemente no tienen que comer.
En esta breve nota quiero hacer mención a esta situación que es generada justamente por la desinformación y poco análisis de realidad del Perú. Somos un país muy desigual, centralizado, donde los problemas siempre se los echamos a otros y nunca tenemos la culpa de nada. Criticamos porque tenemos boca, mas no nos ponemos a pensar que no todos tienen las mismas condiciones o la suerte de tener una vida más acomodada.
Aunque parezca irreal, hay peruanos que no tienen un televisor o un smartphone para informarse de los nuevos decretos, otras que no poseen con cuentas bancarias para recibir sus bonos, lo que genera las interminables colas que se ven a diario en los bancos; que inclusive ahora tienen un horario de atención más reducido.
Me gustaría que quede claro que no quiero realizar crítica a las medidas tomadas por el gobierno, ni nada por el estilo. No estábamos preparados para esta crisis sanitaria, eso está claro; por ello los errores en las medidas eran de esperarse, nuestros problemas vienen desde hace décadas, no del gobierno actual. Sin embargo, acorde con algunos expertos, a mayor restricción, más aglomeración, y si se ponen a pensar es algo lógico. Restrinjo el horario, más personas haciendo cola en los bancos para poder realizar sus trámites, más personas comprando en los mercados a la misma hora.
Aquí ya hemos entendido que este virus es algo serio, la lección ya se captó, ante esto, el gobierno debería de ir flexibilizando poco a poco las distintas restricciones en esta nueva etapa. El día de ayer, el presidente informó que habíamos llegado al pico de contagios, una noticia que sin duda nos da algo de esperanza, pero eso no significa la calma y el regreso a la normalidad. Por el contrario, entramos a una fase crucial y es cuando todos debemos de ser lo más responsable posible.
Es ahora cuando la moraleja de los tres cerditos debe de ser aplicada. Unir esfuerzos y trabajar lo más duro posible para combatir este terrible virus, y permitir que todos tengan lo necesario para subsistir y superar con bien esta crisis. No seamos como el cerdito mayor, si sabemos, compartamos el conocimiento, si ves que alguien se está equivocando, intenta ayudarlo, si hay un peligro, comunícalo, no te lo guardes, seamos solidarios con quienes más lo necesitan, solo así superaremos esta situación.
Antes de criticar y lanzar improperios, tomémonos un minuto de nuestro ahora sobrante tiempo, para pensar en que no todos tenemos la misma suerte y no todos tienen un pan que llevarse a la boca estos días.
Luiri les manda un abrazo, nos vemos pronto.