Sentimientos encontrados, nostalgia y un poco de tristeza me acompañan en estas fechas de fin año. Pero… ¿por qué? Si la navidad es una fecha que despierta los sentimientos más bellos y cálidos en las personas, que manifiestan nuestra solidaridad y humanidad.
Recuerdo siempre como de pequeño la navidad era el día más importante del año, junto a mis primos abarrotábamos la casa familiar, el árbol de navidad repleto de regalos que casi ocupaban mitad de sala, los tíos riéndose a carcajadas por nuestra emoción por querer abrir los regalos, amanecer jugando con todo lo nuevo. Recuerdo esto con nostalgia por el hecho de cómo con el pasar del tiempo las cosas van cambiando. Las familias por cuestiones del destino se alejan o se ven separadas por océanos interminables, que lo único que permiten es vernos a través de una cada vez más cálida videollamada. Los niños de antes ahora son adultos y abrieron sus alas, la tan adorada casita familiar fue quedándose vacía, cuartos de cuartos ahora depósitos, antes albergaban a casi 15 personas; una casa muy bulliciosa sin duda alguna, pero un lugar donde nunca te sentías solo.
Ya son tres años continuos que en esta fecha me encuentro alejado de mi familia nuclear. Ahora entiendo a lo que se refería mi mamá, cuando decía que estas fechas pueden ser muy melancólicas; antes no lo comprendía porque me dejaba llevar por la inmadurez y superficialidad de los regalos u obsequios, los cuales si uno se pone a pensar son solo objetos, simples vanidades que no se comparan en nada a un cariñoso abrazo de tu ser querido, a un beso a tu hermana menor o una sencilla cena en familia.
Este año con todas sus tragedias y malas noticas, nos está dejando muchas cosas buenas, nos ha mostrado lo importante que es la unión familiar, esa necesidad de querer estar con tu abuela, nietos, sobrinos y tener que verlos de lejos es una experiencia muy fuerte que rompe el corazón. La pandemia frustró planes – proyectos; sin embargo, nos ha dado tiempo para reflexionar, pensar en lo que queremos en realidad, en cómo nos sentimos con nosotros mismos; nos ha hecho valorar los pequeños detalles y muestras de afecto, que endulzan nuestra ahora solitaria existencia.
Esta navidad muchos nos privaremos de reunirnos con nuestros familiares, pero la diferencia es que por primera vez estamos experimentado la frustración de no poder hacerlo, lo cual nos hace darnos cuenta lo especial que era la cena de noche buena, los verdaderos valores que profesaba, que los protagonistas no eran la mejor comida, el mejor espumante o los regalos más caros; sino que éramos nosotros, lo demás eran son solo accesorios [bonitos claro está], pero que no son la esencia de esta fecha tan especial.
Hoy deseo que cada uno de ustedes pase una bella navidad, que valoren todos esos pequeños detalles, que sean muy felices, que abracen a sus padres y hermanos si los tienen con ustedes, apapachen a sus abuelos si tienen el privilegio de estar con ellos, carguen mucho ese celular para cenar acompañados gracias a la virtualidad y recordando lo más importante:
La familia, así sea en la riqueza, pobreza o enfermedad, siempre estará con nosotros. Feliz Navidad para todos.
de Jorge Luis Alva Miyashima