Hace unos cuantos días redacte la supuesta ultima nota relacionada al amor y al romanticismo, aludiendo el hecho de que ya eran muchas [sucesivas] las notas relacionadas a estos temas. Sin embargo, en estos últimos días estuve pensando sobre qué tema podía escribir, relacionado a cualquiera de las otras categorías del blog y después de varias horas de reflexión, me di cuenta que las cosas no fluyen correctamente si hay presión. Escribir de manera impersonal sobre algo que en realidad no te nace, no va con mi forma de ser ni de ver las cosas.
¿Con la cabeza o el corazón? Una interrogante que nos acompaña a lo largo de nuestra vida y que es transmitida de generación en generación. Las personas, en ciertos momentos solemos pensar con cabeza fría, de forma calculadora, tratando de obtener el máximo beneficio evitando cualquier daño u contratiempo. Mientras que otras veces, optamos por seguir nuestra intuición, “seguir” nuestro corazón. Esta manera de hacer y ver las cosas nos colocan en un estado de vulnerabilidad y a la vez de fortaleza, porque por un lado nos exponemos a salir lastimados, pero también nos manifiesta nuestras verdaderas intenciones, lo que nos nace, lo que nos mueve. Al igual que la interrogante, es bien sabido que cuando dejamos de hacer algo que queríamos con todo nuestro corazón; nos arrepentiremos por siempre, ya que nunca sabremos si aquello que deseábamos, hubiera podido ser o qué nos hubiera deparado la vida si tomábamos aquel otro camino.
La presente realidad nos demuestra una infinidad de cosas, que en un contexto “normal” no serian tomadas en cuenta.
Hoy día estamos y tal vez mañana no
Esta afirmación que puede sonar cliché, en la actualidad se ha vuelto el pan de cada día, miles por no decir millones de personas nos ha dejado en lo que va del pasado año; sueños truncados, proyectos de vida archivados eternamente, intenciones que se quedaron en solo eso, historias que no tendrán una continuación ya que su final se antepuso, en muchos casos, al prólogo u dedicatoria. Sin duda, una dramática realidad que nos abre los ojos y enseña que nadie está a salvo, que solo somos almas pasajeras en este vasto universo, con propósitos de vida que deben ser respetados no por su escala o envergadura, sino por la esencia de los mismos.
Esta reflexión permite que veamos nuestra vida como un regalo que cada día se renueva, se transforma. Por ello, debemos de aprovechar al máximo cada segundo, hacer lo que amamos de verdad [responsablemente], sin importar las criticas de la gente, hablar con aquella persona si es lo que te nace, expresar tus sentimientos sin miedo al rechazo, desarrollar tus ideas siendo tu mismo(a), alejarte de las malas energías, de aquellas personas que lo único que hacen es derrumbar tus ideales y no aportar nada bueno a tu existencia.
La vida ha demostrado su fragilidad, y como la premisa; es muy corta para andar con indecisiones. Lo racional suele ser lo más atinado y soy un acérrimo seguidor de lo pensante, lógico, pero ciertas cosas no siempre pueden ser vistas bajo una lupa inquisitiva o un cuadro de control de riegos; hay circunstancias excepcionales en las que solo debemos fluir, seguir nuestra intuición, lo que nos dice nuestro corazón, que al fin y al cabo es lo único real y verdadero.
Les dejo un bello poema que debe ser parte de nuestra filosofía de vida.
Baila como si nadie te estuviera viendo
Ama como si nunca te hubieran lastimado
Canta como si nadie te escuchando
Trabaja como si no necesitaras dinero
Vive como si hoy fuera tu último día
Alfredo D’ Souza
Nos vemos en una siguiente nota, recordado siempre decir lo que piensas y de nunca salir de casa sin haber dicho todo lo que tenias en mente. Sé tú mismo y agradece por cada nuevo día, los cuales son una oportunidad para ser feliz.
Excelente reflexión.
Me gustaLe gusta a 1 persona