Seguimos con mariposas en el estómago esta semana, maratón de series y películas de amor; disfrutando ya de las tan ansiadas vacaciones. Me encuentro finalizando una de mis series favoritas “Sex and the City” y terminando de ver “Amor en los tiempos del cólera”, cuyo libro no logro terminar desde hace meses, pero ahora los personajes cobran vida al imaginármelos durante la lectura. Evidentemente son contextos, culturas y estilos de vida distintos en su totalidad, pero que tienen algo en común, el romance y mucho drama.
El amor, tema tratado con regularidad en este blog, es uno de mis temas favoritos; lamentablemente estimado lector, se encuentra en el espacio de un romántico [moderno claro está], pero cursi al fin y al cabo.
Mientras disfruto de estas historias de romances, me es imposible no tomar nota de alguna idea en particular. Esta vez, me inspiré en los romances de antaño, aquellos amores que nacían de un intercambio de miradas, que despertaba las más profundas emociones con el solo rozar de las manos o intercambio de palabras.
Me planteo así las siguientes interrogantes:
¿Qué hacía tan especial a los amores de antes?
A pesar de pertenecer a una generación con convicciones muy diferentes, las historias transmitidas por mamá, abuela, bisabuela y las películas – series inspiradas en años pasados, permiten conocer de cerca aquella realidad. Aquí, la comunicación es determinante, porque en esos entonces no existía la magia que tenemos hoy en día, el whatsapp, redes sociales, correo electrónico, hasta por plataformas de vídeo puedes entablar una conversación. Mientras que antes, una breve carta significaba un mundo para los enamorados, significaba un verdadero interés en aquel ser amado. Palabras pensadas individualmente para que en solo unos cuantos párrafos consiguieras expresar todo tu amor, toda esa angustia por no poder estar juntos. Esto sin duda no podía hacerse a diario; por lo que la espera era una muerte lenta, donde la vida no significaba nada, los días pasaban y en lugar de perder las esperanzas, esa eternidad fortalecía aquel amor a tal grado de poder considerarse una obsesión, que solo podría aliviarse cuando una solitaria carta se deslizara por debajo de la puerta. Y fue así como las cartas se convirtieron en ese nexo para crear grandes historias de amor.
Con la llegada del teléfono, aquellas almas que vivían del amor podían ahora escucharse y sentirse más juntos que nunca. Un lujo que solo unos pocos podían disfrutar, pero que significa nuevamente un esfuerzo [en algunos casos enorme] para poder hablar con aquella persona. Pactar una hora para llamarse era toda una hazaña, ya que las jovencitas debían escabullirse del papá para no ser escuchadas y poder expresar lo más rápido posible todo lo que sentían.
Vemos que esa limitación para comunicarse establece un notorio diferencial, que puede ser ejemplificado como cuando no puedes contactarte con tu pareja debido a cambios de horario, trabajo y demás; lo cual genera que la hora pactada para comunicarte [al igual que los romances del pasado] sea el mejor momento del día, sin importar la hora o el cansancio que uno de los dos tenga.
¿La tecnología es causante del fin del romanticismo?
Lo prohibido, limites y dificultades generalmente ocasionaban una reacción contraria que básicamente consistía en una especie de obstinación que no cesaba y que conviertía a los enamorados en mártires del amor. Sin embargo, en la actualidad la comunicación no es un problema; como hemos mencionado en lineas anteriores, existen infinidad de medios para comunicarse al instante. Las cartas han pasado casi al olvido y esa sensación de angustia se ha perdido, lo cual ha convertido la espera en un caldero tóxico, donde ya no importan las excusas, sino la hora de su última conexión. Esto, al final solo daña las relaciones, que con el pasar del tiempo se vuelven cada vez más y más breves.
PERO no todo puede ser malo, por el contrario el avanzar de la tecnología permite muchas cosas que antes hubieran sido impensables, las videollamadas por ejemplo, que para quienes tenemos a seres amados muy lejos permiten estar a solo unos centímetros de ellos y sentir que estamos en la misma habitación, compartir momentos especiales, fiestas, etc. Hoy, las parejas pueden mantener durante cierta cantidad de tiempo una relación a distancia, que si se basa en confianza, respeto y verdadero amor, perdura a pesar de los obstáculos.
¿Solo las mujeres son románticas?
La mujer, considerada siempre la parte sentimental, lleva sobre su género el peso de siglos de ideas erróneas – absurdas, relacionadas a que solo ellas son (deben ser) románticas, producto del retraso como sociedad. Sin embargo, a lo largo del tiempo hemos visto también a grandes hombres apasionados, verdaderos románticos, capaces de morir por amor. Por ello, considero que el romanticismo no solo es cosa de mujeres; sino que el machismo es un factor que menosprecia los delicados detalles, por lo que un hombre romántico siempre es blanco de burla de los “amigos”, quienes lo consideran no tan “hombre”.
Aquí, me tomo el atrevimiento de decir que los chicos tienen un forma particular de expresar sus emociones, no todos son un Romeo, porque pensándolo bien, sería como vivir en un frasco de miel, completamente pegajosos. Es por eso que no siempre ver una película romantica es un buen plan para un chico, y es allí donde la otra parte debe mostrar su versatilidad y poder encontrar un punto medio en el que ambos disfruten los momentos. Luego, las frases o dedicatorias de amor, no siempre tienen que ser la única forma de expresar tus sentimientos. Considero que lo importante no es lo que dices; sino lo que haces, son las acciones lo que de verdad se toma en cuenta; porque esconden sentimientos profundos que tal vez no podrían ser expresados con palabras que, al final todos podrían decir.
¿Nos hemos vuelto fríos?
Esto es relativo, a veces las parejas olvidan que la relación es de dos y culpan al novio(a) de la monotonía, de la ausencia de ese fuego que tanto gusta. Cuando en realidad, está en los dos el hecho de mantener viva esa chispa, de salir de la rutina, de conocer verdaderamente los gustos de tu pareja, de satisfacer mutuamente sus pasiones, descubrir nuevos pasatiempos, respetar sus espacios, etc. Pero hay algo que es necesario para que todo lo anterior sea efectivo, y es el disfrutar de la compañía de tu pareja, ya que si haz llegado al punto de no querer pasar tiempo con él o ella, algo no marcha bien y debe ser tratado inmediatamente para encontrar una solución.
Finalizo recordando que ahora no existen ataduras como antes, donde tenías que mantenerte casado hasta la muerte y vivir desdichado; sino que…
Lo verdaderamente importante es tu felicidad, amar según tus propias convicciones, soñar sin limitaciones, agradeciendo lo que tienes y lo que está por llegar.
Jorge Luis Alva Miyashima
Nos vemos en una siguiente nota, ¿consideran que aún existan románticos(as) como los de antes?