Después de unas cuantas semanas de ausencia, por fin encontré un tiempo para dedicarme al blog. Hoy deseo hablar sobre un tema que estoy casi seguro que muchos de ustedes han experimentado en estos meses de aislamiento.
Como bien dice el título de esta nota, la susceptibilidad y el aislamiento son una dupla peligrosa que atenta contra nuestro estado de ánimo, conducta y relaciones interpersonales.
A lo largo de estos meses he experimentado en carne propia como mi tolerancia a ciertos hechos y/o actitudes se ha visto reducida en grande. Nunca me he considerado alguien supremamente tolerante; sin embargo, ahora me doy cuenta que cosas simples, algunas casi irrelevantes, me fastidian en demasía.
Abordaremos este tema con un poco de humor y sarcasmo…

Las clases virtuales han desenterrado unos personajes que yo había dado por desaparecidos; encontramos a los despistados y a los lambidos. Sin dudarlo son personajes contrapuestos entre sí, pero comparten una cosa en común, la impertinencia.
He aquí cuando mi susceptibilidad aflora.
Comentarios absurdos
Una y media de la tarde, hora pesada y de mucha somnolencia, me encuentro frente a la laptop escuchando la clase y de repente el queridísimo docente coloca el clásico vídeo motivacional o uno que todos los chicos de administración hemos visto numerosas veces. Al final hace la típica solicitud de participación, es en ese momento donde uno de los personajes mencionados sale a la luz. Los lambidos alistan la batería de “elaboradas y creativas” opiniones y uno tras otro hacen la misma insulsa aportación; con el típico “opinó igual que mi compañero” seguido de las mismas ideas. Mis nervios en esos momentos ya están de punta, ante tan maravillosa demostración de “sabiduría” y originalidad, solo me resigno, trato de entender sus motivaciones y hablo con mi pared totalmente indignado.
Dulces y tiernas preguntas
Si hay algo que molesta es el hecho de no respetar los tiempos, los queridos despistados me dejan atónito por su falta de criterio. Cada clase dura cerca de 4 horas y es como si todas sus dudas e inquietudes por no haber prestado atención tuvieran que ser despejadas justo a la hora del break. Los docentes también tienen ese tiempo para dar un respiro y me sorprende como roban 5 o a veces 10 minutos de ese preciado refrigerio para responder algo que desde el principio estaba claro. Y como todo tiene un efecto en cadena, uno tras otro de alguna u otra manera realiza la misma interrogante al ya abatido profesor.
Me pregunto : “¿Tienen algún problema cognitivo o es falta de sentido común? Tal vez estoy siendo muy duro, y un poco neurótico, pero honestamente cansa. Hace no más de dos semanas, un docente se encontraba dando indicaciones para un trabajo final. El curso en cuestión es mitad español-inglés, y las indicaciones de esa tarea estaban redactadas completamente en inglés. El profesor ya había explicado que se realizaban dos informes, en ingles y español respectivamente, infografía, diapositivas, etc. Había dado las instrucciones, pero la metodología de la infografía no era del todo clara, por lo que solicité mayor precisión en ese punto y oportunamente el docente respondió mis dudas. Habían pasado ya cerca de 10 minutos solo en la explicación del trabajo; cuando entonces un despistado levanta la “manito” y por enésima vez pregunta lo que se ya imaginan: “¿Profesor es en inglés?
Mensajes eternos
Coordinar con tu grupo es algo provechoso, se obtienen mejores resultados, se logra un verdadero trabajo en equipo, entre otras bondades. Sin embargo, algunos se lo toman muy enserio. En lo personal me caracterizo por ser practico, valoro mi tiempo y el de los demás. Por lo que me gusta que las indicaciones sean precisas y concretas.
Soy de aquellos que silencian los chats oficiales de los cursos, porque perturba sobremanera escuchar notificaciones todo el día, y como en este ciclo llevo cerca de 7 cursos el tiempo me queda justo para continuar con mi vida; la cual valoro y defiendo a capa y espada.
Considero que cada curso debe contar con un tiempo determinado de dedicación, este abarca trabajos, coordinaciones de grupo y demás. Por ello cuando en algún grupo ya se han revisado las indicaciones reiteradas veces y de repente vuelven a sonar las notificaciones mi modo pasa de forma automática a “no disponible”; más aún cuando veo audios tras audios, como si fuera una competencia de longitud y redundancia.
La falta de sentido común, criterio y objetividad es un serio problema al hablar de futuros profesionales. Es importante saber cuándo y cómo opinar, visualizar una intervención como un acto notable, que aporte valor, genere interés y debate. Además, el comportamiento del estudiante participativo debe caracterizarse no por solo querer ganar nota o ganarse el favor del docente, sino por aportar conocimiento e información al salón de clases de forma desinteresada.
Finalmente, los líderes de grupo deben ser capaces de priorizar actividades, organizar y dirigir un equipo sin crear antipatías; por el contrario, motivarlos y guiarlos en cada sesión de trabajo. Además la pandemia ha originado niveles de estrés que ningún joven conocía, comprender y tolerar el comportamiento-actitud de los demás es una ardua tarea. Reconocer la susceptibilidad del otro es un factor crucial para poder moderar nuestro comportamiento y desarrollar así nuestro sentido empático.
Nos vemos en una siguiente nota…