Volátil como la arena y el mar

Recuerdo haberle dicho que se cuide mucho y agradecerle, mientras intentaba abrazarlo y no caer en mi estúpido impulso de demostrarle cariño o algo que se le pareciera.

Y así se fue, se fue con un “me encantaría volverte a ver”, perdido en mis labios, lo vi pasar desde el balcón de la habitación dirigiéndose a su destino a regañadientes. Conociéndome estoy seguro de que se lo hubiera dicho si él no hubiese estado tan distante de mi el último día.

Entonces, ¿está mal creerle a alguien a la primera?

Creo y confío en las personas hasta que demuestren lo contrario, y él para nada me demostró desconfianza o desinterés, muy por el contrario despertó mucha curiosidad en mi.

No le mentí en absolutamente nada, fui yo mismo todo el tiempo; pese a que ya me había creado un personaje en mi cabeza por si pasaba algo o me sentía en peligro, no hubo necesidad de entrar en ese falso personaje, porque me sentía súper cómodo, en con él y su risueño amigo. Yo fluía en esa atmósfera que íbamos creando. Soy consciente que perdí en su juego de seducción, cuando él pronunció las palabras exactas, las cuales yo necesitaba escuchar. Me entregue a su encanto con toda mi ingenuidad.

Entonces, caí de cuenta que esa es mi esencia, que sigue intacta. Es así como siento y fluyen mis sentimientos, y me bastó esa noche y  esos besos para darme cuenta que no quiero cambiar la manera de sentir mi descontrol.

Espero volver a verlo algún día para decirle todo lo que provocó en mi esa noche. No miento cuando digo que puedo llegar a enamorarme con un beso.

Sigo siendo tan volátil como ayer.